Iggy Pop ya está viejo. Ya llegó a 72 Años y la vida de disipación que llevó le está cobrando factura. El llamado «Abuelo del Punk» ya hacía locuras como nunca ponerse camisa en sus conciertos o cortarse el pecho con vidrio mucho antes que se pusiera de moda y aunque nunca seguí sus álbums su reputación de salvaje lo precedía.
En 1990 compré un álbum de El llamado Brick by Brick que es la octava maravilla del mundo moderno. Producido por Don Was y con Slash y The B’52s de invitados, entre otros es un álbum que nunca está muy lejos de mis oídos, así que me preparé mentalmente para disfrutar su nueva producción llamada Free y leo que ha dejado de creer en el Rock y en las guitarras distorsionadas. Ya no le interesan por lo que ahora se acerca a los «escapes guitarrísticos» (guitarscapes) y a la trompeta.
No hay nada que celebrar aquí. Desde el punto de vista jazzístico tampoco es un álbum que nos interese y escuchar a un viejo de 72 Años recitando un poema de Dylan Thomas con fondo de trompeta no es mi idea exacta de pasarme una tarde.
Así que la compañía de Noveller en la guitarra y Leron Thomas en la trompeta no hacen de este un buen álbum y ni hablar de las letras que son de primer grado de primaria en canciones como: «James Bond» o «Dirty Sanchez». Una oportunidad perdida de redimirse de una vida de excesos.
2.5/5 estrellas para este álbum
En 1990 compré un álbum de El llamado Brick by Brick que es la octava maravilla del mundo moderno. Producido por Don Was y con Slash y The B’52s de invitados, entre otros es un álbum que nunca está muy lejos de mis oídos, así que me preparé mentalmente para disfrutar su nueva producción llamada Free y leo que ha dejado de creer en el Rock y en las guitarras distorsionadas. Ya no le interesan por lo que ahora se acerca a los «escapes guitarrísticos» (guitarscapes) y a la trompeta.
No hay nada que celebrar aquí. Desde el punto de vista jazzístico tampoco es un álbum que nos interese y escuchar a un viejo de 72 Años recitando un poema de Dylan Thomas con fondo de trompeta no es mi idea exacta de pasarme una tarde.
Así que la compañía de Noveller en la guitarra y Leron Thomas en la trompeta no hacen de este un buen álbum y ni hablar de las letras que son de primer grado de primaria en canciones como: «James Bond» o «Dirty Sanchez». Una oportunidad perdida de redimirse de una vida de excesos.
2.5/5 estrellas para este álbum