Recientemente estuve de invitado en los cursos de inicio de la icubadora de empresas Empreser para conocer sus métodos de trabajo y su manera de apoyar. La persona que me invitó lo hizo para que le diera mi punto de vista, el cual ya le proporcioné. Sin embargo me di cuenta de la problemática que es el aperturar un negocio. Es enorme la cantidad de trabajo que se requiere para el mismo. Daba risa ver a las amas de casa que querían vender «empanadas» como los asesores les pedían un plan de negocios detallado y un análisis de la competencia. Pobres mujeres y muchos de los hombres también desertaron por la complejidad. Sin embargo la intención es buena aunque prolija. Y ahora en un artículo aparecido en el periódico El Economista y escrito por William A. Sahlman quien es profesor de Administración de Empresas de la Harvard Bussines School y en donde enfatiza todo esto que estoy diciendo. Anotando en dicho ensayo que: «¿Cuál es el problema de la mayor parte de los planes? La respuesta es relativamente simple. La mayoría gasta demasiada tinta en los números, y dedica muy poco espacio a la información que realmente importa a los inversores inteligentes. Como cualquier inversor experimentado sabe, las proyecciones financieras de una nueva compañía —proyecciones prolijamente detalladas, mes a mes, que se extienden por más de un año— son un acto de imaginación. Cualquier emprendimiento enfrenta demasiadas incertidumbres cuando se trata de predecir sus ingresos y sus ganancias. Más aún, muy pocos empresarios, si es que existe alguno, pueden anticipar con exactitud cuánto capital y tiempo serán necesarios para alcanzar sus objetivos.» De tal manera que es un acto de fe el que realizan los analistas en igualdad al que realizan los peticionarios de financiamiento. Cierra su artículo de una manera muy interesante: «En otras palabras, un buen plan considera a las personas, la oportunidad y el contexto como un blanco móvil. Estos tres factores (y las relaciones entre ellos) cambiarán con el tiempo, de la misma manera que una compañía evoluciona desde el comienzo hasta la empresa actual. Por supuesto, el futuro es difícil de predecir. No obstante, es posible otorgar a los potenciales inversores un sentido de la clase y el tipo de riesgo y recompensa que la nueva empresa supone». Ojalá y nuestros amigos de la incubadora mencionada tuvieran oportunidad de leer el citado artículo.