Fawza Falih está en prisión en Arabia Saudita. Eso no debería ser la noticia, pero el caso es que ella fue detenida en el 2005 por la policía religiosa y condenada a muerte por «brujería». Su condena se basa en una confesión en la que abundaron los golpes y las toruturas y la cual no pudo leer porque es analfabeta y «firmó» con su huella digital. Por supuesto que se presentó a declarar el hombre que la acusó de haberle causado impotencia con lo cual la acusación se fundamentó. Nos damos cuenta que persiste la Edad Media pero ahora la Inquisición es musulmana. La condena fue levantada por un tribunal de Derechos Humanos y ahora el juez la acaba de volver a condenar a muerte porque así servirá de ejemplo a otras brujas del país. El único que puede perdonarla es el Rey Abdullah. Ojalá y esté leyendo esto.
Y seguro la metieron bajo el agua hasta que dejó de respirar, y esperaron a ver si flotaba, si así fue es que era inocente, pero ya no podrán pedirle disculpas. Y hay quien pide a gritos que dejen a la cultura islámica «convivir» con el resto del mundo. Los quiero ver a esos con calzones de manga larga en verano, y a sus hijas, madres y mujeres, con burka en septiembre en Culiacán, más o menos a las 4:30 PM con el sol saliendo luego de que haya caído una intensa lluvia.