Hay libros que sabes que con el paso del tiempo se convertirán en clásicos; en libros de los que muchos hablarán en el futuro y este es uno de ellos, tal vez uno de los mas importantes desde The Silent Spring de Rachel Carson que salió en 1962 y sus ecos aun resuenan en el mundo de la ecología, así que toma nota porque The Nature of Nature; why we need the wild de Enric Sala es una de esas joyas.
Su nombre es uno de los mas respetados en el medio del naturalismo y ecología y «National Geographic» lo ha apoyado por mas de 10 años para que viaje por el mundo y recorra los lugares mas prístinos, desde islas perdidas en el Pacífico del Sur hasta la costa de Gabón para estudiar que es lo que hace la diferencia entre un lugar protegido y uno que es expoliado por pescadores, cazadores o leñadores todos los días.
La intención es increíblemente soberbia: convencer con cifras y estudios que es en el mejor interés para todos el tener lugares protegidos de toda actividad para dejar que la naturaleza siga su curso.
Los números cuadran pero es difícil convencer a alguien que está a punto de matarte que se detenga porque tus números dicen que las balas que usará contigo subirán de valor en un par de años y será rico.
Sala presenta su caso de manera convincente, con ejemplos de granjas como una de Inglaterra, inmensa, que decidió dejar de plantar y perder dinero con fertilizantes y semillas y dejar que la naturaleza siguiera su curso introduciendo nuevamente las especies nativas. Ahora ganan mas dinero con las actividades de los turistas y la cacería controlada de animales salvajes (para suplir a los lobos que ya no existen en esa zona).
Un libro ideal para regalo o para quien quiera sentirse bien con una ruta crítica para volver nuestro mundo a lo que era antes, sin dejar de alimentarlo. Bueno, por lo menos ese es el plan, ¿le hará caso alguien?
Su nombre es uno de los mas respetados en el medio del naturalismo y ecología y «National Geographic» lo ha apoyado por mas de 10 años para que viaje por el mundo y recorra los lugares mas prístinos, desde islas perdidas en el Pacífico del Sur hasta la costa de Gabón para estudiar que es lo que hace la diferencia entre un lugar protegido y uno que es expoliado por pescadores, cazadores o leñadores todos los días.
La intención es increíblemente soberbia: convencer con cifras y estudios que es en el mejor interés para todos el tener lugares protegidos de toda actividad para dejar que la naturaleza siga su curso.
Los números cuadran pero es difícil convencer a alguien que está a punto de matarte que se detenga porque tus números dicen que las balas que usará contigo subirán de valor en un par de años y será rico.
Sala presenta su caso de manera convincente, con ejemplos de granjas como una de Inglaterra, inmensa, que decidió dejar de plantar y perder dinero con fertilizantes y semillas y dejar que la naturaleza siguiera su curso introduciendo nuevamente las especies nativas. Ahora ganan mas dinero con las actividades de los turistas y la cacería controlada de animales salvajes (para suplir a los lobos que ya no existen en esa zona).
Un libro ideal para regalo o para quien quiera sentirse bien con una ruta crítica para volver nuestro mundo a lo que era antes, sin dejar de alimentarlo. Bueno, por lo menos ese es el plan, ¿le hará caso alguien?
Estamos en medio de una crisis existencial, no sólo que afecta a la supervivencia de nuestra propia sociedad, sino también a nuestro lugar en el mundo.