Para quien estudia la historia es común encontrar biografías de personajes famosos: grandes conquistadores, músicos, pintores o reyes, sin embargo que alguien se tome el tiempo de investigar la vida de cinco mujeres ordinarias parece un ejercicio inútil.
Cinco mujeres cuyo único punto en común era haber sido las cinco víctimas conocidas que «Jack el Destripador» ejecutó de manera brutal en un lapso de 3 meses, cinco mujeres que vivían en los barrios bajos de Londres, en el barrio de Whitechapel que atraía a los desposeídos como imán por sus callejones donde podían dormir en periódicos o pagando por habitaciones llenas de pulgas, cinco mujeres a las que erróneamente la prensa de la época y la historia han etiquetado de «prostitutas» y que una de las premisas originales de este libro es demostrar que por lo menos tres de ellas no lo eran, solo la última víctima hacía gala de esa profesión.
Una investigación impresionante en archivos municipales, periódicos, registros de hoteles, registros en hospitales y casas de acogida que habla de un verdadero amor por el trabajo y que nos muestra el desgarrador mundo en el que las mujeres vivían en la Inglaterra victoriana donde no existían fuentes de empleo para las mujeres. Dos de las víctimas tenían una educación que equivaldría a nuestra escuela secundaria, tal vez preparatoria pero no podían trabajar en nada por lo que su único refugio era el hogar, si podían casarse, o la calle que fue donde el asesino las encontró.
Uno de los mas fascinantes relatos que encontré este año y que nos hace valorar el mundo actual a pesar de todas las fallas para el mundo femenino.
4.5/5 estrellas en este libro que no puedes perderte.
Cuando una mujer se pasa de la línea y contraviene la norma femenina, ya sea en las redes sociales o en la calle victoriana, hay un entendimiento tácito de que alguien debe ponerla de nuevo en su lugar. Etiquetar a las víctimas como «sólo prostitutas» permite escribir sobre Polly, Annie, Elizabeth, Kate y Mary Jane incluso hoy en día para seguir desprestigiando, sexualizándolas y deshumanizarlas; para seguir reforzando los valores de madonna/puta.