El hecho de vivir en una sociedad tan brillante y opresiva como Japón es una maldición disfrazada de bendición. Tienes un estilo de vida muy alto, ya que el país está experimentando el mas acelerado crecimiento en los últimos años desde la II Guerra Mundial, pero por otro lado la presión social sobre ti es igualmente alta, desde que eres estudiante y se espera que pases los exámenes de ingreso a alguna de las prestigiadas universidades o en tu trabajo donde cualquier signo de flaqueza es castigado con el deshonor en tu familia y en tu puesto. Gracias a éste sistema Japón ahora goza el privilegio de ser la nación con el mas alto índice de suicidios en el mundo industrializado y a la par con naciones tercermundistas y en guerra. 90 suicidios diarios en ese país que no tolera el fracaso y que ahora de acuerdo a lo que comenta el Times Online ha surgido una iniciativa gubernamental para bajarlos por lo menos un 20% en dos años. Signo de nuestros tiempos en los que vemos que unos pocos alcanzan el éxito económico, social o artístico y sentimos que no pertenecemos al mismo círculo que los ganadores. Seppuku y Hara-Kiri dos maneras diferentes de morir para salvar el honor. Es el precio de vivir en una sociedad que no tolera el fracaso.