Escenas como la de arriba serán muy pronto del pasado para muchos adolescentes en Nueva Zelanda, ya que los padres de menores de 18 años que permitan jugar a sus hijos videojuegos violentos, aun en su propio hogar, serán sujetos de que la ley los condene hasta tres meses de cárcel o una multa de $10,000 (dólares de por allá). Y el Jefe Censor Bill Hastings enfatiza:
Pueden pensar que la ofensa es tonta, pero no lo es.
Y aun dice mas enfático:
Yo creo que la palabra juego puede engañar a muchos, no son damas españolas
Asi que la controvertida ley se queda por el momento en ese pequeño país y se comenzará muy pronto a poner clasificación como las películas a los videojuegos. Como blogger estoy asustado del nivel de violaciones a la privacidad que se están realizando, pero como padre, creo que tal vez creo que Bill tiene un punto a su favor. ¿Que opinas?