En algún momento de mi vida solía estar enamorado de Courtney Love, confession time, su boca, su pelo, su actitud post-punk intransigente se me hacían palpablemente románticas… fast-forward 10 años y no encuentro asidero del cual sostenerme cuando pienso en el amasijo de nervios, el tren sin control y una boca que solo se sabe abrir para decir sandeces que es ahora Courtney. Se ha encargado de pelearse con cuanto ser vivo se le atraviese desde el igualmente intransigente Billy Corgan hasta el tranquilo Ed Norton. Ahora una diseñadora se ha atrevido a ponerle un «hasta aquí» ya que ha presentado una demanda «por libelo en Twittter» ya que argumenta la cantante se ha decidido a hacerle la vida imposible por el hecho de que no le gustan los precios que Dawn Simorangkir cobra en sus creaciones y ha twitteado de ella diciendo que es una prostituta, drogadicta, ha vendido drogas y robado domicilios entre otras cosas y aunque no tengo el gusto de conocer a Dawn no creo conveniente utilizar una red social como Twitter para hacer esos comentarios que pueden herir o acabar carreras sin necesidad de fundamentar lo que dices. Veremos en que termina el pleito legal pero te aseguro que no quiero escuchar el nuevo CD de Hole que ya viene.
