Una razón mas para no estar pendiente del blog me la proporcionó la semana pasada el escritor norteamericano John Grisham, de quien soy fan devoto desde hace muchos años. Un escritor con muchas limitaciones en su escritura pero que no ha sido de ninguna manera una traba al momento de buscar nuevos derroteros en sus escritos. De los dramas de juzgado a los que nos tenía acostumbrados en los noventa ha pasado a escribir jocosas historias de navidad y libros en los que los personajes buscan la redención de si mismos. Se por supuesto que hace mucho no escribe un libro que se destaque, tal vez el último fue «El Testamento» pero nunca dejo de adquirir cada uno de los que va sacando año tras año. Es una vieja costumbre que no pienso perder y que ahora que Karla mi hija regresó de Vancouver recordó y me trajo su nuevo material llamado «A Painted House» que nos narra una historia en el sur de los Estados Unidos, específicamente en el pequeño pueblo de Black Oak, Arkansas (cuna de Jim Dandy yo creo) y en donde un niño de 7 años nos lleva a conocer a los mexicanos y hillbillies que son contratados cada año para ayudarles a recoger el algodón. Una historia de crecimiento personal, de descubrimiento del amor y donde no encontrará personajes inocentes, al final todos somos culpables de algo en la vida. Vale la pena leer las páginas de esta novela para recordar el tiempo en el que sólo por radio se podían seguir las peripecias de los Cardenales de Saint Louis y donde aun no había tanto escándalo en la pelota.